miércoles, 22 de octubre de 2008

lunes, 20 de octubre de 2008

domingo, 19 de octubre de 2008

JARDÍN MAJORELLE




Tras horas de paseo por los zocos, el lugar ideal para relajarse y tomar un descanso es el jardín Majorelle. Se trata de un precioso jardín subtropical, en el que se encuentra la vivienda y un pequeño museo islámico propiedad del recién fallecido Ives Saint-Laurent.

viernes, 17 de octubre de 2008

DJEMAA EL-FNA







La plaza Djemaa el-Fna es sin duda el centro neurálgico de la Medina de Marrakech. Intentaré ser objetivo, pero como decía reiteradamente John Malkovich en Las Amistades Peligrosas: "No puedo evitarlo". Ya en alguna ocasión he escrito acerca de la opinión que me merece que algún lugar, paisaje o monumento se declare "Patrimonio de la Humanidad". En el caso particular de la plaza Djemaa el-Fna a alguien se le ha ocurrido la brillante idea de declararlo "Patrimonio oral de la Humanidad", ya que por lo visto en esta plaza se ve representada una gran actividad social: Grupos de chicas gobernadas por una madam que no dejan de perseguirte y darte el coñazo para que te hagas un tatuaje de henna con una jeringuilla que parece salida de una cloaca. Atosigadores artistas que se empeñan en colgarte el macaco en el hombro a cambio de unos dirjams. Unos "encantadores de serpientes" que además de perseguirte con el reptil en mano no paran de darte la lata, por unos dinares nada más (en la guía de Lonely Planet hay un apartado en el que nos cuenta que no debemos tener miedo, ya que le cosen la boca al reptil y santas pascuas). La ridiculización de la figura del aguador a cargo de cuatro payasos disfrazados y colocados hasta la médula, intentando colarte una foto junto a ellos a cambio de unos dirjams. Saltimbanquis de medio pelo que tras realizar una acrobacia te piden unas monedas. Aún recuerdo la mirada y gestos amenazantes que me profería un individuo por no haber elegido su carro de entre los 20 que hay en la plaza para tomarme un zumo de naranja y que no hacía ni un instante me sonreía e invitaba. Al caer la noche la plaza coge otro olor, se montan chiringuitos con un sinfin de comida, aquí se mezclan turistas y locales y comparten mesa. Reconozco que la comida, dadas las condiciones, es exquisita.


Imagino que todo lo relatado anteriormente puede parecer una pataleta, pero trato de escribir las cosas tal como las he vivido, sin adornos de guía de viaje, ni con la visión de un nostálgico viajero. Personalmente no concibo un viaje si a cada segundo de mi existencia tengo que quitarme a alguien de encima, sencillamente no puedo respirar, y creo que es parte importante del viajero la libertad, poder perderte y encontrar la salida (sin que ningún "extra" te "ayude" si no se lo pides, claro está).


No pongo en duda que hace un siglo atrás la plaza fuera atrayente y encantadora y un lugar de encuentro de artistas, contadores de historias, encantadores de serpientes..., de los que tanto hacen mención viajeros, guías y demás, pero pongamos los pies en el suelo y seamos críticos: Djemaa el-Fna no funciona, sencillamente no respira autenticidad. He leído también que en la actualidad es el turismo el que mantiene toda esa esfervescencia, pues espero que mi visita no haya servido para engrosar ese falso mito.

jueves, 16 de octubre de 2008

DESTINO: MARRUECOS







Va a ser difícil ser objetivo con el viaje que acabo de realizar a Marruecos en compañía de mi pareja Ali. El viaje en sí prometía: una cultura y religión diferente, paisajes de las mil y una noche...



Aterrizamos en Marrakech un Domingo a mediodía, quedan unos días para terminar el ramadán, pero todo funciona a la perfección. Tomamos un petit taxi y tras un regateo y por unos pocos dirjans ya estamos en la Medina de Marrakech (el aeropuerto esta tan solo a unos minutos del centro). El riad en el que nos hospedamos es el Samsara, una preciosa casa restaurada por Jaqueline una encantadora suiza, que llegó hace unos años y quedó enamorada del lugar y apostó por rescatar un edificio que literalmente estaba en ruinas.



Es ya media tarde y tras el té de bienvenida estamos preparados para descubrir la Medina. Estamos a unos 15 minutos de la plaza Jemaa El Fna, pero ¿Cómo llegar?... no hay problema, como por arte de magia surgen guías por doquier, y nos decantamos por la sonrisa de Moises un chaval de unos 14 años,que siempre desde una distancia prudencial nos guía por la intrincada Medina, se han unido dos pequeñas que nos sonríen y nos siguen muy de cerca.



Qué gusto, gente mayor con turbantes y vestimentas árabes, artesanos trabajando, tenderos... un mundo nuevo ante mis ojos y los de mi cámara. Vale, creo que ya es el momento, me he impregnado y contagiado de todo lo que me rodea y me dispongo a hacer mi primera foto. Me dirijo a un señor mayor que regenta una tienda de víveres, le sonrío y le indico que si puedo realizar una foto y con cara un poco malhumorada me dice que no, continúo en mi búsqueda fotográfica y descubro a un señor sentado con un bastón y lo mismo, NO FOTO, y así unos cuantos más. De acuerdo, lo he entendido en éste lugar está terminantemente prohibido hacer fotos a sus gentes y a veces hasta de la mercancía que ofrecen. Pues nada, todo un reto como fotógrafo y a la búsqueda de la instantánea.