La visita al Taj Mahal es de obligado cumplimiento, y allí estábamos Ali y yo para disfrutar de esta maravilla. No les voy a hablar de cifras, ni de datos constructivos ...se van a la wikipedia y a instruirse. Nos levantamos sobre las cinco de la mañana y desayunamos en el único garito cercano que está abierto a esa hora ( eso dice la guía de lonely, y como para ponerse a investigar). IMPRESIONANTE, Sí señor!!, esa es la palabra. Tras pasar un portal lo ves al fondo como si se tratase de algo irreal, como si flotara. La luz del amanecer hace que el edificio se transforme, al igual que a lo largo del día, adquiriendo diversas tonalidades.
En lo referente a la fotografía, ni que decir tiene que hay unos clásicos establecidos y que ningún fotógrafo puede resistirse. Pero ya nos empezamos a aburrir y decidimos dar un giro al protocolo fotográfico y empiezo a dar saltos delante del Taj y al cabo de unos minutos todos los visitantes a dar saltitos de alegría a golpe de click. Nada, que si lo patentamos nos forramos. Y lo bien que salí en la foto... Qué encuadre!, Qué enfoque!...Es que esta niña aprende muy rápido :-)
