sábado, 29 de agosto de 2009

GRAN HOTEL DOMINE DE BILBAO





Para los amantes del diseño y la arquitectura, animarles a que pasen aunque sea una sola noche en el Gran Hotel Domine de Bilbao de la cadena Silken ( bueno, si pueden pasar una semana, mejor que mejor...).

El hotel cumple casi siete años desde su inauguración y aún recuerdo la repercusión en medios especializados de la misma. Por fin, una cadena apostaba por un diseño novedoso y de vanguardia, imagino que aburrida de la misma idea de ser un hotel más de la cantidad existente con sus decoraciones que más parecen un favor del dueño del hotel a su cuñado que de un estudio de decoración, con esos muebles forrados en formica de raíces y moquetas de la época de mi bisabuelo.

Sea como fuere, apostaron por una idea arriesgada y lo consiguieron.

Bravo por el diseño de Mariscal y fuera el clásico y aburrido hotel con el que el "empresariado" nos había castigado durante tanto tiempo. No cabe duda que su emplazamiento lo hace un 5 estrellas de por sí, ya que desde su terraza y algunas de sus suites puedes amanecer o anochecer viendo el museo Guggenheim. De hecho, es en esta terraza donde se graban o emiten en directo muchos programas de TV en ocasiones especiales.

Aunque nuestra estancia fue en el mes de marzo, sí que me gustaría (nunca es tarde si...) felicitar al personal, ya que el trato fue de lo más familiar. Solo dormimos una noche ya que al día siguiente nos quedamos en casa de Miren y Leire, que por cierto se iban un año sabático a África y que a estas alturas a saber por dónde andan... A lo que voy, que me despisto, el caso es que la habitación que habíamos elegido daba al atrio del hotel (que es el lugar donde se ubica ese espectacular dolmen de cantos rodados introducidos en un mallazo). Es conocido por el ciprés que mide 26 metros y pesa 90 toneladas. Aunque ya se me había ocurrido más nombres para rebautizar semejante escultura, ya me despisté otra vez..., por el mismo precio nos ubicaron en una habitación espectacular con su terracita y un bañerón diseño de Philippe Stark, donde dimos buena cuenta de nuestra estadía, nos ofrecieron entradas gratuitas para ir al Guggen e incluso nos regalaron dos más para nuestros amigos. Y a la hora de tener que dejar nuestra habitación, nos permitieron quedarnos todo el tiempo que quisiéramos. En definitiva, no me quedan más que buenos recuerdos en el tiempo que allí estuvimos y, realmente es así como se hacen y ganan clientes y amigos. Ya lo sabes, si te encuentras cerca del museo, puedes visitar el hotel o tomar una copa o café en su terraza, de verdad que merece la pena.

2 comentarios:

mar guerra dijo...

Muy buenas Alfedro, la bañera es tremenda y original. El hotel no tiene desperdicio. Un beso fuerte.

Alfredo Betancor dijo...

Aunque sea un poquito tarde si que me gustaría darte las gracias por tu visita y a seguir haciendo fotos. Pues muchos besos también...