viernes, 5 de octubre de 2007

EN TRÁNSITO


No sé si lo que voy a contar solo me pasa a mí o es algo generalizado y no me había parado a pensarlo hasta ahora. Se trata de lo siguiente: En el momento de la recepción de las maletas en la cinta transportadora, no sé por qué, siempre tengo unos deseos irrefrenables de que la maleta perdida sea la de otro compañero o amiguete del grupo y, no es que sea falta de compañerismo, sino que se trata de lo que viene después…, la reclamación, las caritas de alegría de los demás viendo que poseen su pequeño tesoro y, lo más cruel, tener que estar mendigando ropas y calzoncillos a los demás, a la espera de que te entreguen la tuya 3 días después, si es que aparece, claro está. Pero siempre podemos pensar en la famosa indemnización por pérdida, pero tal y como está el euro, creo que no te da ni para dos camisetas del cocodrilo.

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